Amanecía radiente
sol americano
con ríos de sangre bárbara
dos ancestrales fuentes la recorrían.
Manos blancas
protectoras nubes
acariciaban mis sueños
y cultivaban mis dichas infantiles .
Voz firme
Vulcano recibía sus plegarias,
luchaba la libertad
atada en un límite que no aceptaba.
Andaba bajo la gran Perla
por caminos solitarios ,
la hemos dejado ir
como una música que nos ha bendecido .
Resuena ahora
en los corazones
y me desarmo en el éxtasis
de un amor que no se pierde
que nos ha ganado
para siempre.
martes, 9 de febrero de 2010
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