viernes, 4 de septiembre de 2009

Un poema de René Char

IV Joven caballo de cris vaporosa

¡Cómo eres bello, tú, primavera, caballo
atravesando el cielo con tus crines,
desparramando espuma por los juntos!
Todo el amor está de pie en tu pecho:
desde la Dama blanca que nos llega del África
hasta la Magdalena ante el espejo,
el ídolo que lucha, la gracia que medita.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ese Amor que a todos nos impulsa... SU AMOR... para hallar-LE y AMARLE.

ÉL es la fuente de toda Agua espiritual...para calmar nuestra sed y vacío de nuestro yo.

El libro de las Horas de Thomas Merton...una joya, por cierto, Hermano... Te iré siguiendo